- “La progresiva degradación del cielo nocturno debe ser considerada como un riesgo inminente que hay que afrontar”, dijo Amelia Ramírez, decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Serena.
- “La oscuridad de la noche disminuye y desaparece progresivamente la luz de las estrellas y demás astros”, explicó Pedro Sanhueza, director de la Oficina de la Calidad del Cielo del Norte de Chile.
“Por primera vez en la historia de la humanidad, sin apenas darnos cuenta, la visión nocturna de nuestro firmamento está siendo amenazada debido a la creciente iluminación de los asentamientos urbanos”, dijo la doctora Amelia Ramírez, decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Serena.
La declaración la efectuó en el marco de lo que fue el último coloquio organizado por este año por el Primer Tribunal Ambiental, instancia que también contó con la presencia de Jorge Sanhueza, director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC), quienes fueron invitados a exponer sobre “Medioambiente y contaminación lumínica”.
El coloquio que se llevó a cabo el pasado jueves 18 de agosto contó con las palabras iniciales de Sandra Álvarez, ministra presidenta del Primer Tribunal Ambiental, quien relevó la temática de cierre de la instancia y valoró la disposición que tuvieron los diversos expertos que participaron en el primer el ciclo de coloquios organizado por el órgano jurisdiccional.
Al dato entregado por la doctora Ramírez se sumaron los antecedentes proporcionados por Jorge Sanhueza respecto a las modificaciones a la actual Norma de Emisión para la Regulación de la Contaminación Lumínica, Decreto Supremo N°043 de 2021, que tiene como objetivo central hacer extensivo el cuidado del cielo a todas las regiones del país y crear áreas de protección especial.
Durante su presentación los expertos fueron dando a conocer distintos antecedentes fundamentales para entender la importancia de la regulación que se propone y la concientización ciudadana. La doctora Amelia Ramírez explicó que “la contaminación lumínica sobre los cielos de los pueblos y ciudades del mundo nos impide contemplar uno de los espectáculos más bellos de la naturaleza”, y se refirió a la imposibilidad que tienen las personas de las ciudades de ver el universo, lo que para la científica “origina un inevitable empobrecimiento cultural y personal”.
También, en su exposición, la decana habló sobre el uso excesivo e irresponsable de la energía eléctrica en el alumbrado de exteriores como la causa de la nueva agresión medioambiental que amenaza con eliminar la noche, aseguró. Además, se refirió a los efectos negativos sobre la calidad atmosférica de los cielos nocturnos en los espacios naturales y que afectan gravemente a especies, hábitats y ecosistemas.
Lo anterior, de la mano de la llamada “intromisión lumínica” que es cuando la luz artificial procedente de la calle o de otras edificaciones, entra por las ventanas e invade el interior de las viviendas o edificios. “Al no existir conciencia ciudadana de que esto es una forma sutil de agresión medioambiental, nadie piensa en denunciarlo”, aseguró la experta.
La doctora explicó que es fundamental que el derecho a un cielo nocturno no contaminado debe ser considerado equiparable al resto de los derechos ambientales, sociales y culturales; así, como también se debe atender su incidencia en el desarrollo de todos los pueblos y su repercusión en la conservación de la diversidad biológica.
En síntesis, Ramírez dijo que la contaminación lumínica produce efectos medioambientales en las personas, animales y en la flora; en la falsa sensación de seguridad; sobre el brillo del cielo y la ciencia que lo estudio y un incremento en las cuentas de consumo de electricidad y más exigencia en la generación de energía.
Sin embargo, valoró que hoy esté en revisión la Norma Lumínica con el fin de mejorar la legalidad vigente y hacer extensivo el cuidado del cielo a todas las regiones del país y creando áreas de protección especial.
En esa misma línea, Sanhueza explicó los nuevos desafíos para la norma y dio a conocer que entre las exigencias que se aplicarán a todo el territorio nacional son la dirección de la luz, su intensidad, la regulación a las pantallas publicitarias y la exigencia de radiante espectral que se refiere al porcentaje de luz azul, el que será del 7 por ciento.
Sanhueza dijo que “hay cuatro aspectos que se deben tenerse en cuenta para evitar la contaminación lumínica: el cierre total de las luminarias, la temperatura de color de la luminaria, la intensidad de la iluminación y el control inteligente de las instalaciones”. Agregó que se regulará la iluminación deportiva, industrial, ornamental, decorativa y publicitaria.
Áreas de protección especial
Un aspecto destacado por los expositores está relacionado con la protección que establece la nueva norma con exigencias especiales para zonas de protección de ecosistemas, las que fueron definidas en base a su relevancia para la astronomía, para la biodiversidad y las zonas de reproducción de aves marinas afectadas por la luminosidad artificial.
“Hay una serie de efectos positivos de proteger el medioambiente de la contaminación lumínica, entre ellos están que las aves no se desorientan al cruzar las ciudades, que las crías de las aves nocturnas no se deslumbran por lo que siguen su ciclo natural”, explicó la decana y dijo que “otro efecto es que no se alteran los ciclos reproductivos de los insectos, tampoco los de ascenso y descenso del plancton marino y no se rompe el equilibrio poblacional de las especies”.
Sobre las áreas de protección para la diversidad se considerarán los parques marinos, parques nacionales, monumentos nacionales, santuarios de la naturaleza, reservas nacionales, entre otros.
Astronomía en Chile
En los próximos años Chile concentrará el 70 por ciento de la infraestructura mundial para la observación astronómica profesional y la Región de Antofagasta se ubica entre la más importante al contar con uno de los cielos más oscuros y limpios, patrimonio que hoy la contaminación lumínica puede poner en riesgo.